La primera palabra que toca la mente de la gente cuando se habla de “Amor a distancia” es, por robo, la palabra “difícil”. No he contado mi historia de amor sin que la palabra “difícil” apareciera, por lo menos, una vez, por no decir, de cinco a diez veces.
Y la verdad, es que es absolutamente entendible, después de todo, para que negarlo, efectivamente el amor a distancia es difícil, o mejor dicho, muy difícil!
Luego de que aparezca la palabra difícil, aparecen halos de incredulidad, de sospecha, “¿será en serio?”, “¿duraran?”, “¿podrán aguantar?” entre otras preguntas, que mas que buscar una respuesta, tienen el peso de la resignación, de la admisión de que la distancia es un enemigo imbatible.
Pero cuando me pongo a pensar en temas tan complejos como el amor, me invade el espíritu simplificador que creo yo, no da respuesta, pero clarifica mucho.
Que es el amor? Me pregunto para empezar.
Mi respuesta: Ni idea! Pero que existe, no tengo la menor duda.
Vale la pena?
Mi respuesta: De eso tengo menos duda todavía, de hecho, no tengo ninguna.
Que forma tiene?
Tiene forma de mujer, negra y colombiana en mi caso.
Tiene forma de solidaridad, color, alegría y de igualdad.
Forma de lugares comunes, trillados, melosos y cursis.
Formas profundas, rojas, con olor a mundo y a vida.
La distancia los hace mas valientes?
No creo, los que creemos en el amor somos valientes de por si, somos valientes al pensar que somos los mas valientes y corajudos, y tenemos como pares a quienes recitan un poema, a quien canta una canción, al que admite un corazón entregado y al que se juega todo por eso que llamamos amor.
Eso somos nosotros, valientes a la distancia, que saben que todo puede pasar en el amor, cerca o lejos, la diferencia es que no nos importa. El amor no admite de cálculos de costo beneficio, el amor nace y es; y hay que dejarlo ser.
Pero por sobre todas las cosas, lo que nos une en este mundo, es que sabemos que el amor; lejos, cerca, arriba o abajo…siempre vale la pena.
Juan B. Carreras, Te amo mi pocahonta!